• Identifica una situación de resentimiento, donde sientas que alguien te ha hecho daño. Reconoce tu molestia y tu rabia, ubicando esos sentimientos en tu cuerpo.
• Pregúntate: ¿Qué me molesta? Indaga más allá: ¿Qué es lo que realmente me molesta de una manera más profunda? Sigue preguntándote: ¿Cuál es el asunto más profundo que está detrás? ¿Porqué este tema es
importante para mí? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.
• Ahora pregúntate: ¿Qué me duele de todo esto? ¿Qué hay detrás de mi pena? ¿Qué hay aún más abajo? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.
• Cuando estés listo, pregúntate ¿Qué me inquieta? ¿Cuál es el miedo que está por debajo de esto? ¿Y qué miedos hay aún más abajo? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.
• Ahora pregúntate: ¿Qué quiero que pase? ¿Qué lograré si obtengo eso? ¿Qué deseo verdaderamente? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.
• Finalmente pregúntate: ¿Qué puedo hacer o pedir para conseguir lo que quiero? ¿Y si esto no funciona, que más puedo hacer para conseguir lo que quiero? Repite la pregunta una y otra vez, explorando todos los caminos posibles. Si todas las vías parecen cerradas puedes preguntarte ¿Qué necesito hacer para sentirme en paz conmigo mismo, aunque no consiga lo que quiero?
• Luego de todo esto visualiza un encuentro imaginario con la persona que te origina todo tu resentimiento. En esa reunión tú simplemente vas a contarle tu visión del tema, tu rabia, dolor, tristeza, temor, deseos y pedidos. Imagina que les estás hablando a la parte más profunda, más esencial de esa persona. Encuentra el alma de esa persona y entabla una conversación de alma a alma. Pídele a esa alma que te explique sus razones, las razones por las cuales su personalidad eligió las acciones que ejerció y cómo esas acciones fueron lo mejor que su personalidad pudo hacer, dada la situación y su nivel de madurez. Escucha con compasión, entendiendo las debilidades y flaquezas de la personalidad visible del otro. Abraza el silencio y recógete en tu propia compasión.
QUE NUESTROS PERDONES NOS LIBEREN E ILUMINEN NUESTRA ALMA, PARA PODER ASI CONTACTARNOS CON EL AMOR Y LA GRATITUD
• Ahora pregúntate: ¿Qué me duele de todo esto? ¿Qué hay detrás de mi pena? ¿Qué hay aún más abajo? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.
• Cuando estés listo, pregúntate ¿Qué me inquieta? ¿Cuál es el miedo que está por debajo de esto? ¿Y qué miedos hay aún más abajo? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.
• Ahora pregúntate: ¿Qué quiero que pase? ¿Qué lograré si obtengo eso? ¿Qué deseo verdaderamente? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.
• Finalmente pregúntate: ¿Qué puedo hacer o pedir para conseguir lo que quiero? ¿Y si esto no funciona, que más puedo hacer para conseguir lo que quiero? Repite la pregunta una y otra vez, explorando todos los caminos posibles. Si todas las vías parecen cerradas puedes preguntarte ¿Qué necesito hacer para sentirme en paz conmigo mismo, aunque no consiga lo que quiero?
• Luego de todo esto visualiza un encuentro imaginario con la persona que te origina todo tu resentimiento. En esa reunión tú simplemente vas a contarle tu visión del tema, tu rabia, dolor, tristeza, temor, deseos y pedidos. Imagina que les estás hablando a la parte más profunda, más esencial de esa persona. Encuentra el alma de esa persona y entabla una conversación de alma a alma. Pídele a esa alma que te explique sus razones, las razones por las cuales su personalidad eligió las acciones que ejerció y cómo esas acciones fueron lo mejor que su personalidad pudo hacer, dada la situación y su nivel de madurez. Escucha con compasión, entendiendo las debilidades y flaquezas de la personalidad visible del otro. Abraza el silencio y recógete en tu propia compasión.
QUE NUESTROS PERDONES NOS LIBEREN E ILUMINEN NUESTRA ALMA, PARA PODER ASI CONTACTARNOS CON EL AMOR Y LA GRATITUD
No hay comentarios:
Publicar un comentario