lunes, 26 de noviembre de 2012

Conectarnos nos inspira


Albert Einstein en sus formidables postulados enuncia que materia y energía son un par indivisible. Ambos expresan la misma sustancia universal, la misma energía básica o la misma vibración esencial, que es aquello con la que está constituido todo lo que existe.
Ambos, materia y energía ponen de manifiesto algo que está en latencia en una dimensión profunda de la vida.
Esta misma teoría aplicada a la dimensión humana, nos define como como redes de campos complejos de energía conectadas con el universo. El ser humano individual es un complejo mente/cuerpo/espíritu que 

existe en equilibrio dinámico respecto a dimensiones energéticas superiores de la realidad. Estas energías superiores le dan al vehículo físico, en otra palabras a la dimensión material del sistema, las propiedades de vida y expresión creadoras, a través del sistema chakra-nadi y del sistema de meridianos.
Nos encontramos rodeados de estructuras cristalinas que están formadas por átomos dispuestos a su vez en redes ordenadas con precisión matemática. Estas redes pueden presentar numerosas disposiciones , y algunos investigadores incluso creen haber descubierto estructuras espirales implícitas. De esta manera, los cristales son las estructuras más ordenadas de la naturaleza.
En el ser humano, esta estructura biocristalina está formada por las sales celulares, la linfa, el tejido graso, las glándulas sanguíneas y la glándula pineal.

QUÉ HACEMOS CUANDO ESTAMOS HACIENDO TRABAJO ENERGÉTICO?
No nos estamos yendo a ninguna parte, estamos adentrándonos en nosotros mismos.
No nos estamos retirando del mundo, estamos observando lo que existe desde un nuevo ángulo.
Estamos aprendiendo a sumergirnos otra vez en la red energética que sostiene todo lo que nos rodea, para equilibrarnos, para sanarnos, para despertar.

Basado en LA CURACIÖN ENERGËTICA de RICHARD GERBER.

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