lunes, 4 de marzo de 2013


El hombre está viviendo como una isla y es de ahí de donde surgen todas las desgracias. A lo largo de los siglos, el hombre ha tratado de vivir ajeno a la existencia, algo imposible por la propia naturaleza de las cosas. El hombre no puede ser independiente ni dependiente. La existencia es un estado de 
interdependencia: todo depende de todo lo demás. No hay jerarquía, nadie está por arriba, ni por abajo de los demás. La existencia es una comunión, una historia de amor eterna.
Cuando te sientes junto a una flor, no seas una persona, sé una flor. Cuando te sientes junto a un árbol, no seas una persona, sé un árbol. Cuando te bañes en el río, no seas un hombre, sé el río. Entonces recibes miles de señales. Y no se trata de comunicación: es una comunión. La naturaleza habla, y habla en miles de lenguas, pero en ningún lenguaje.

El juego de la transformación - Osho

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