El cuello es la parte más estrecha del torso y durante la mayor parte del tiempo funciona como filtro de los abundantes flujos de energía entre la mente y el cuerpo. En consecuencia, se halla muy expuesto a tensiones y rigideces. Relajar el cuello es, por tanto, un comienzo esencial de todo trabajo sobre el quinto chakra.
ROTACION CUELLO. Haz rodar lentamente la cabeza en movimiento circular sobre los hombros. Abandona el ejercicio si empiezas a sentir malestar o incomodidad. Date un poco de masaje con los dedos y
mantén la cabeza en posición erguida hasta que se relaje un poco. Entonces puedes reanudar el ejercicio, alternando los sentidos de rotación.
ALZAR LA CABEZA. Échate de espaldas en el suelo y relájate. Levanta la cabeza poco a poco, sin despegar los hombros del suelo, hasta ver la punta de tus pies. Mantén la postura varios minutos, si puedes. Esta práctica tonifica la glándula tiroides y ayuda a reforzar el cuello.
CANDELABRO. Sirve también para estimular la glándula tiroides. Túmbate de espaldas y relájate. Levanta las piernas en ángulo recto, y luego eleva las caderas y las piernas por encima de los hombros, ayudándote con las manos en las caderas y los codos apoyados en el suelo. Prolonga la postura mientras no cause malestar. Ayuda a invertir una corriente descendente de energía haciendo que la gravedad actúe en dirección opuesta a la de nuestra habitual posición erguida.
POSTURA DEL PEZ. Suele practicarse después del ejercicio anterior ya que proporciona al cuello una tracción complementaria. Échate de espaldas y con las manos en las caderas, apóyate en los codos para arquear el torso, doblando el cuello hacia atrás hasta tocar el suelo con la coronilla. Este ejercicio ayuda a abrir la cavidad torácica y tonifica la tiroides.
ARADO. Si se te ha dado bien la postura del candelabro quizá quieras intentar la del arado. Partiendo de aquélla, llevar las piernas hacia atrás, por encima de la cabeza, hasta que los dedos de los pies toquen el suelo.
RODILLA A OREJA. Si la postura anterior no te causa incomodidad, dobla las rodillas y apóyalas detrás de las orejas.
Anodea Judith Libro de los chakras
Imagen by Gabriela Pomplova
ALZAR LA CABEZA. Échate de espaldas en el suelo y relájate. Levanta la cabeza poco a poco, sin despegar los hombros del suelo, hasta ver la punta de tus pies. Mantén la postura varios minutos, si puedes. Esta práctica tonifica la glándula tiroides y ayuda a reforzar el cuello.
CANDELABRO. Sirve también para estimular la glándula tiroides. Túmbate de espaldas y relájate. Levanta las piernas en ángulo recto, y luego eleva las caderas y las piernas por encima de los hombros, ayudándote con las manos en las caderas y los codos apoyados en el suelo. Prolonga la postura mientras no cause malestar. Ayuda a invertir una corriente descendente de energía haciendo que la gravedad actúe en dirección opuesta a la de nuestra habitual posición erguida.
POSTURA DEL PEZ. Suele practicarse después del ejercicio anterior ya que proporciona al cuello una tracción complementaria. Échate de espaldas y con las manos en las caderas, apóyate en los codos para arquear el torso, doblando el cuello hacia atrás hasta tocar el suelo con la coronilla. Este ejercicio ayuda a abrir la cavidad torácica y tonifica la tiroides.
ARADO. Si se te ha dado bien la postura del candelabro quizá quieras intentar la del arado. Partiendo de aquélla, llevar las piernas hacia atrás, por encima de la cabeza, hasta que los dedos de los pies toquen el suelo.
RODILLA A OREJA. Si la postura anterior no te causa incomodidad, dobla las rodillas y apóyalas detrás de las orejas.
Anodea Judith Libro de los chakras
Imagen by Gabriela Pomplova
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