viernes, 7 de diciembre de 2012

Chamanismo Arcaico


En la antigüedad, el “éxtasis chamánico” tendría por objeto la presencia del chamán ante los dioses para pedirles una bendición, en las primeras iconografías encontradas, el éxito de la caza.
Ahora bien, la experiencia extática como tal y como fenómeno original es un rasgo constitutivo de la naturaleza humana. No hay forma de imaginarse una época en la que el hombre no tuviera ensoñaciones, no cayera en “trance”, esa pérdida de conciencia que se interpreta como el viaje del alma al más allá.
El chamán es el único que, gracias a su visión sobrenatural , es capaz de ver su propio esqueleto. En otras
palabras, es capaz de penetrar hasta la misma fuente de vida animal, el elemento óseo.
El éxtasis de tipo chamánico implica, por una parte la creencia en un alma capaz de abandonar el cuerpo y de viajar libremente por el mundo, y por otra, la convicción de que durante ese viaje el alma puede reconocer ciertos seres sobrehumanos y pedirles ayuda o bendiciones. Implica además la posibilidad de “poseer” los cuerpos de los seres humanos, es decir, de penetrar en ellos, así como la de ser poseído por el alma de un muerto o de un animal, por un espíritu o un dios.
Las ascensiones extáticas de los chamanes, las subidas a la montaña o escaleras, el subir volando por la atmósfera, significan siempre trascender la condición humana y penetrar en niveles cósmicos superiores, y así consagran el espacio celeste como origen y morada por excelencia de los seres sobrehumanos, dioses, espíritus, héroes civilizadores.
Fuente: Historia de las ideas y creencias religiosas – Mircea Eliade
Foto: “El Hechicero” de Trois Freres

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