El ejercicio más útil para vigorizar el tercer ojo es la simple meditación, durante la cual conviene llevar la atención al centro del cráneo, o al entrecejo. Podemos añadir visualizaciones de colores o de figuras, o sencillamente dedicarnos a despejar la pantalla mental hasta que nos parezca limpia y vacía.
Una vez conseguido esto, podemos invocar visualizaciones en respuesta a cualquier cuestión que deseemos
formular. Si queremos hacer averiguaciones acerca de la salud de una persona, por ejemplo, visualizaremos el cuerpo del sujeto y dejaremos que el blanco y el negro nos muestren las regiones sanas y las enfermas. Hay que ser imaginativos para dar con una metáfora visual que nos ayude a precisar la cuestión. El sistema en sí no conoce más limitaciones que las de nuestra imaginación, y cuanto más abramos este centro más potenciaremos esa facultad.
Otra manera de concretar lo que sentimos en cuanto a determinada decisión consiste en parafrasear la pregunta de manera que se pueda contestar a ella por un simple sí o no. Ensayaremos una visualización que represente cada una de estas respuestas, por ejemplo colocando una de ellas a la derecha de nuestra pantalla y la otra a la izquierda. Luego imaginaríamos una aguja de escala, o fiel de balanza, apuntado verticalmente hacia arriba; contamos hasta tres y miramos de qué lado se inclina nuestro indicador. No intentes controlar la aguja, deja que la misma vaya adonde quiera: conocerás más de una sorpresa
IMPORTANTE: La facultad de visualizar con éxito depende del ejercicio constante, lo mismo que el tono de un músculo. Acostúmbrate a imaginar un rostro ante ti antes de contestar al teléfono. Revisa mentalmente todos los pasos que das cuando te diriges a la oficina, como si fueras un observador ajeno. Reconstruye los recuerdos de tu habitación de niño, tus compañeros de juego o tu primer amor. Visualiza la tarea completamente acabada antes de ponerte a ella, y descubrirás cómo facilita eso el trabaja Visualiza números de muchas cifras en la hoja de saldos de tu chequera. Visualízate haciendo nuevas amistades.
VISUALIZAR ES SOÑAR ACTIVAMENTE. Cuanto más lo practiquemos, más vívida y capaz irá haciéndose nuestra pantalla mental. Las oportunidades de practicar son inagotables. Cuando se haya convertido en un hábito se desarrollara de forma natural
Anodea Judith Libro de los chakras
Imagen by leanne-m-williams
Otra manera de concretar lo que sentimos en cuanto a determinada decisión consiste en parafrasear la pregunta de manera que se pueda contestar a ella por un simple sí o no. Ensayaremos una visualización que represente cada una de estas respuestas, por ejemplo colocando una de ellas a la derecha de nuestra pantalla y la otra a la izquierda. Luego imaginaríamos una aguja de escala, o fiel de balanza, apuntado verticalmente hacia arriba; contamos hasta tres y miramos de qué lado se inclina nuestro indicador. No intentes controlar la aguja, deja que la misma vaya adonde quiera: conocerás más de una sorpresa
IMPORTANTE: La facultad de visualizar con éxito depende del ejercicio constante, lo mismo que el tono de un músculo. Acostúmbrate a imaginar un rostro ante ti antes de contestar al teléfono. Revisa mentalmente todos los pasos que das cuando te diriges a la oficina, como si fueras un observador ajeno. Reconstruye los recuerdos de tu habitación de niño, tus compañeros de juego o tu primer amor. Visualiza la tarea completamente acabada antes de ponerte a ella, y descubrirás cómo facilita eso el trabaja Visualiza números de muchas cifras en la hoja de saldos de tu chequera. Visualízate haciendo nuevas amistades.
VISUALIZAR ES SOÑAR ACTIVAMENTE. Cuanto más lo practiquemos, más vívida y capaz irá haciéndose nuestra pantalla mental. Las oportunidades de practicar son inagotables. Cuando se haya convertido en un hábito se desarrollara de forma natural
Anodea Judith Libro de los chakras
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